25 de septiembre - El Cuarto Paso; temor a los sentimientos - Sólo Por Hoy
«Puede que tengamos miedo de que al ponernos en contacto con nuestros sentimientos se produzca una abrumadora reacción en cadena de pánico y dolor.»
Una queja común respecto al Cuarto Paso es que nos hace dolorosamente conscientes de nuestros defectos de carácter. Quizás tengamos la tentación de dudar de nuestro programa de recuperación, pero a través de la rendición y la aceptación, podemos hallar los recursos necesarios para seguir trabajando los pasos.
No es tomar conciencia de nuestros defectos lo que más nos hace sufrir, sino los defectos en sí. Cuando consumíamos, lo único que sentíamos eran las drogas; podíamos ignorar el sufrimiento que nos causaban los defectos. Ahora que ya no tenemos drogas, sentimos ese dolor. Negarnos a reconocer el origen de nuestra angustia no la hace desaparecer; la negación protege el dolor y lo hace más fuerte. Los Doce Pasos nos ayudan a tratar con el sufrimiento que nos causan los defectos, ocupándonos directamente de éstos.
Si sentimos dolor por nuestros defectos, recordamos la pesadilla de la adicción, una pesadilla de la que hemos despertado. Podemos recordar también la esperanza de liberación que nos dio el Segundo Paso y, mediante el Tercer Paso, volver a poner nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado del Dios que concebimos. El Poder Superior nos protege dándonos la fortaleza necesaria para trabajar el resto de los pasos. No tenemos por qué temer a nuestros sentimientos. Sólo por hoy, podemos continuar nuestra recuperación.
Sólo por hoy: No tendré miedo de mis sentimientos. Con la ayuda de mi Poder Superior continuaré mi recuperación.
Texto Básico, p. 35
Una queja común respecto al Cuarto Paso es que nos hace dolorosamente conscientes de nuestros defectos de carácter. Quizás tengamos la tentación de dudar de nuestro programa de recuperación, pero a través de la rendición y la aceptación, podemos hallar los recursos necesarios para seguir trabajando los pasos.
No es tomar conciencia de nuestros defectos lo que más nos hace sufrir, sino los defectos en sí. Cuando consumíamos, lo único que sentíamos eran las drogas; podíamos ignorar el sufrimiento que nos causaban los defectos. Ahora que ya no tenemos drogas, sentimos ese dolor. Negarnos a reconocer el origen de nuestra angustia no la hace desaparecer; la negación protege el dolor y lo hace más fuerte. Los Doce Pasos nos ayudan a tratar con el sufrimiento que nos causan los defectos, ocupándonos directamente de éstos.
Si sentimos dolor por nuestros defectos, recordamos la pesadilla de la adicción, una pesadilla de la que hemos despertado. Podemos recordar también la esperanza de liberación que nos dio el Segundo Paso y, mediante el Tercer Paso, volver a poner nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado del Dios que concebimos. El Poder Superior nos protege dándonos la fortaleza necesaria para trabajar el resto de los pasos. No tenemos por qué temer a nuestros sentimientos. Sólo por hoy, podemos continuar nuestra recuperación.
Sólo por hoy: No tendré miedo de mis sentimientos. Con la ayuda de mi Poder Superior continuaré mi recuperación.