28 de febrero - El mayor don - Sólo Por Hoy
«La fe, recién descubierta, nos sirve como base sólida de valor para el futuro.»
Cuando empezamos a asistir a las reuniones, oímos a otros adictos hablar sobre los «dones» que han recibido como resultado de este programa, cosas que hasta entonces nunca consideramos como «dones». Uno de ellos es la renovada capacidad de sentir emociones que durante tanto tiempo habíamos adormecido con las drogas. No es difícil considerar el amor, la alegría y la felicidad como un don, por mucho tiempo que hubiéramos pasado sin sentirlos. ¿Pero qué sucede con sentimientos «malos» como la ira, la tristeza, el miedo y la soledad? Nos decimos que no son emociones que puedan considerarse un don. A fin de cuentas, ¿cómo vamos a estar agradecidos de cosas de las que queremos huir?
Pero si ponemos estas emociones en su debida perspectiva, podemos estar agradecidos de tenerlas en nuestra vida. Debemos recordar que hemos llegado a creer en un Poder Superior bondadoso y le hemos pedido que nos cuide; nuestro Poder Superior no comete errores. Los sentimientos que tenemos, «buenos» o «malos», responden a una razón. Si lo tenemos presente, nos damos cuenta de que no hay «malos» sentimientos, sino sólo lecciones que aprender. Nuestra fe y la protección de nuestro Poder Superior nos dan el valor necesario para enfrentarnos a todos los sentimientos que surgen diariamente.
Tal como nos dijeron al principio de la recuperación: «Tu Poder Superior no te da más de lo que puedas manejar en un solo día», y la capacidad de sentir nuestras emociones es uno de los mayores dones de la recuperación.
Sólo por hoy: Trataré de recibir bien mis sentimientos, decidido a creer que tengo el valor para enfrentar cualquier emoción que surja en mi vida.
Texto Básico, p. 111
Cuando empezamos a asistir a las reuniones, oímos a otros adictos hablar sobre los «dones» que han recibido como resultado de este programa, cosas que hasta entonces nunca consideramos como «dones». Uno de ellos es la renovada capacidad de sentir emociones que durante tanto tiempo habíamos adormecido con las drogas. No es difícil considerar el amor, la alegría y la felicidad como un don, por mucho tiempo que hubiéramos pasado sin sentirlos. ¿Pero qué sucede con sentimientos «malos» como la ira, la tristeza, el miedo y la soledad? Nos decimos que no son emociones que puedan considerarse un don. A fin de cuentas, ¿cómo vamos a estar agradecidos de cosas de las que queremos huir?
Pero si ponemos estas emociones en su debida perspectiva, podemos estar agradecidos de tenerlas en nuestra vida. Debemos recordar que hemos llegado a creer en un Poder Superior bondadoso y le hemos pedido que nos cuide; nuestro Poder Superior no comete errores. Los sentimientos que tenemos, «buenos» o «malos», responden a una razón. Si lo tenemos presente, nos damos cuenta de que no hay «malos» sentimientos, sino sólo lecciones que aprender. Nuestra fe y la protección de nuestro Poder Superior nos dan el valor necesario para enfrentarnos a todos los sentimientos que surgen diariamente.
Tal como nos dijeron al principio de la recuperación: «Tu Poder Superior no te da más de lo que puedas manejar en un solo día», y la capacidad de sentir nuestras emociones es uno de los mayores dones de la recuperación.
Sólo por hoy: Trataré de recibir bien mis sentimientos, decidido a creer que tengo el valor para enfrentar cualquier emoción que surja en mi vida.