26 de junio - Renunciar a la terquedad - Sólo Por Hoy

«A medida que comprendemos el significado verdadero de la entrega, nuestros temores disminuyen y la fe empieza a crecer. Ya no luchamos contra el miedo, la ira, la culpa,
la autocompasión ni la depresión.»
Texto Básico, p. 31

La rendición es el comienzo de una nueva forma de vida. Cuando nos dejábamos llevar sobre todo por la terquedad, constantemente nos preguntábamos si teníamos cubiertas las espaldas, si habíamos manipulado a tal persona de manera correcta para lograr nuestros fines, si no se nos había escapado algún detalle en nuestro intento de controlar y manejar al mundo. Nos sentíamos asustados, con miedo a que fallaran nuestras tretas; enojados o llenos de autocompasión cuando fracasaban; o culpables cuando las llevábamos a cabo. Era difícil vivir en base a la terquedad, pero no conocíamos otra forma de vida.

No es que la rendición sea siempre fácil. Al contrario, puede ser muy difícil, especialmente al principio. Sin embargo, es más fácil confiar en Dios, en un Poder capaz de manejar nuestra vida, que confiar sólo en nosotros, para quienes la vida es ingobernable. Y cuanto más nos rendimos, más fácil resulta.

Cuando ponemos nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado de un Poder Superior, lo único que tenemos que hacer es nuestra parte, lo más responsable y conscientemente que podamos. Después, podemos dejar los resultados al cuidado de nuestro Poder Superior. Si nos rendimos, actuamos con fe y vivimos la vida de acuerdo a los sencillos principios espirituales de este programa, podemos dejar de preocuparnos y empezar a vivir.

Sólo por hoy: Renunciaré a la terquedad. Trataré de conocer la voluntad de Dios para conmigo y de encontrar la fuerza para cumplirla. Dejaré los resultados en manos de mi Poder Superior.

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