16 de agosto - Arriba o abajo - Sólo Por Hoy

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«Éste es el camino de nuestro crecimiento espiritual. Cambiamos cada día [...] Este crecimiento no es el resultado del deseo, sino de la acción y la oración.»

Texto Básico, p. 42

Nuestro estado espiritual nunca es estático; si no crece, decae. Si nos mantenemos inmóviles, nuestro progreso espiritual pierde su fuerza ascendente. Poco a poco nuestro crecimiento se hará más lento, luego se detendrá, y al final retrocederá. Nuestra tolerancia será cada vez menor; nuestra voluntad de servir a los demás desaparecerá; nuestra mente se estrechará y cerrará. Y pronto estaremos donde empezamos: en conflicto con todo y todos los que nos rodean, incapaces de soportamos ni siquiera a nosotros.


La única alternativa es participar activamente en nuestro programa de crecimiento espiritual. Rezamos en busca de una sabiduría mayor que la nuestra, que procede de un Poder más grande que nosotros. Abrimos la mente y la dejamos abierta, para que nos puedan enseñar y podamos aprovechar lo que otros comparten con nosotros. Demostramos la buena voluntad de probar nuevas ideas y nuevas formas de hacer las cosas, viviendo de una manera completamente diferente. Nuestro progreso espiritual toma fuerza y velocidad, impulsado por un Poder Superior que cada día llegamos a concebir un poco mejor.


Con respecto al crecimiento espiritual hay dos alternativas: arriba o abajo, y muy poco en el medio. Hemos descubierto que la recuperación no se alimenta de deseos y sueños, sino de oración y acción.

Sólo por hoy: Lo único constante de mi estado espiritual es el cambio. No puedo depender del programa de ayer. Hoy aspiro a un nuevo crecimiento espiritual a través de la oración y la acción.

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« Los buenos momentos también pueden ser una trampa; existe el peligro de que olvidemos la prioridad número uno: mantenernos limpios. » Texto Básico, p. 50 Las cosas pueden salir realmente bien en recuperación. Quizás hayamos encontrado nuestra «alma gemela», construido una profesión gratificante o fundado una familia. Tal vez se hayan arreglado las relaciones con los miembros de nuestra familia. Las cosas van tan bien, que apenas tenemos tiempo de ir a las reuniones. Quizás empecemos a reintégranos con tanto éxito en la sociedad, que olvidamos que no siempre reaccionamos ante las situaciones como los demás. Quizás, y es sólo una posibilidad, hayamos puesto algunas prioridades por delante. ¿Sigue siendo la asistencia a las reuniones lo más importante? ¿Aún tenemos ahijados? ¿Llamamos a nuestro padrino? ¿Qué paso estamos trabajando? ¿Todavía estamos dispuestos a salir de la cama a una hora incómoda para acudir a una llamada del Duodécimo Paso? ¿Recordamos practic...
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6 de febrero - Yo solo no puedo, nosotros sí - Sólo Por Hoy

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