11 Noviembre - DE LA RENDICIÓN A LA ACEPTACIÓN - Sólo Por Hoy

"Nos rendimos tranquilamente y dejamos que el Dios que nosotros concebimos cuide de nosotros."
Texto Básico, p. 31


La rendición y la aceptación son como el enamoramiento y el amor. El enamoramiento empieza cuando conocemos a alguien especial y no requiere nada más que el reconocimiento del objeto de nuestro capricho. Pero para que el enamoramiento se convierta en amor, hace falta mucho esfuerzo. Ese vínculo inicial debe alimentarse lenta y pacientemente para que se convierta en un lazo sólido y duradero.

Lo mismo sucede con la rendición y la aceptación. Nos rendimos cuando reconocemos nuestra impotencia. Poco a poco llegamos a creer que un Poder más grande que nosotros puede brindarnos el cuidado necesario. La rendición se convierte en aceptación cuando dejamos entrar ese Poder en nuestra vida. Nos examinamos y dejamos que nuestro Dios nos vea tal como somos. Después de haber permitido que el Dios que concebimos acceda a lo profundo de nuestro ser, aceptamos mejor su cuidado. Le pedimos que nos alivie nuestros defectos y nos ayude a enmendar las faltas cometidas. Luego, nos embarcamos en una nueva forma de vida, mejoramos nuestro contacto consciente y aceptamos que nuestro Poder Superior siga cuidándonos, guiándonos y fortaleciéndonos.

La rendición, como el enamoramiento, puede ser el principio de una relación de toda la vida. Pero para convertir la rendición en aceptación, debemos dejar que el Dios que concebimos cuide de nosotros a diario.

SÓLO POR HOY: Mi recuperación es más que un enamoramiento. Me he rendido. Hoy, alimentaré mi contacto consciente con un Poder Superior y aceptaré que siga cuidándome.

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