15 de febrero - Un despertar del espíritu - Sólo Por Hoy
«Lo último que esperábamos era un despertar espiritual.»
Pocos llegamos a nuestra primera reunión de Narcóticos Anónimos ansiosos por hacer un inventario personal y creyendo que teníamos un vacío espiritual en el alma. No teníamos ni idea de que estábamos a punto de embarcarnos en un viaje que despertaría nuestro espíritu dormido.
El Primer Paso, como un despertador ruidoso, nos pone en un estado de semiconciencia, aunque es posible que en aquel momento no estemos muy seguros de si queremos levantarnos o seguir durmiendo cinco minutos más. La mano que nos sacude suavemente los hombros al trabajar el Segundo y el Tercer Paso, hace que nos levantemos, nos desperecemos y bostecemos.
Tenemos que quitarnos las lagañas de los ojos para escribir el Cuarto Paso y compartir el Quinto. Pero a medida que trabajamos el Sexto, Séptimo, Octavo y Noveno, empezamos a notar soltura en el andar y el comienzo de una sonrisa en los labios. Nuestro espíritu canta en la ducha al hacer los pasos Décimo y Undécimo. Y entonces, cuando salimos de casa y vamos en busca de otros a quien despertar, practicamos el Duodécimo.
No hace falta que pasemos el resto de la vida en coma espiritual. Quizás no nos guste levantarnos por la mañana, pero cuando lo hacemos, casi siempre estamos contentos de haberlo hecho.
Sólo por hoy: Utilizaré los Doce Pasos para despertar mi espíritu dormido.
Texto Básico, p. 57
El Primer Paso, como un despertador ruidoso, nos pone en un estado de semiconciencia, aunque es posible que en aquel momento no estemos muy seguros de si queremos levantarnos o seguir durmiendo cinco minutos más. La mano que nos sacude suavemente los hombros al trabajar el Segundo y el Tercer Paso, hace que nos levantemos, nos desperecemos y bostecemos.
Tenemos que quitarnos las lagañas de los ojos para escribir el Cuarto Paso y compartir el Quinto. Pero a medida que trabajamos el Sexto, Séptimo, Octavo y Noveno, empezamos a notar soltura en el andar y el comienzo de una sonrisa en los labios. Nuestro espíritu canta en la ducha al hacer los pasos Décimo y Undécimo. Y entonces, cuando salimos de casa y vamos en busca de otros a quien despertar, practicamos el Duodécimo.
No hace falta que pasemos el resto de la vida en coma espiritual. Quizás no nos guste levantarnos por la mañana, pero cuando lo hacemos, casi siempre estamos contentos de haberlo hecho.
Sólo por hoy: Utilizaré los Doce Pasos para despertar mi espíritu dormido.